
Por Alfredo Corton
En 1987 el Director de cine Alemán Win Wenders, crea una obra maestra del cine. La película se conoció en nuestro medio como "Las Alas del Deseo" cuenta la historia de dos ángeles que ven a Berlín desde la alturas. Ellos no pueden cambiar el devenir humano ni darse a conocer.
Intentan desde su lugar darles ganas de vivir y reconfortarlos en sus momentos de pesar.
Pero algo ocurre con los ángeles, que comienzan a sentir un deseo inmenso de formar parte de la vida de los humanos, mortales por supuesto. Ese amor a la humanidad va creciendo en el interior de sus almas y llega un momento que el deseo de volverse mortales para acompañarnos en el mismo plano es tan grande que sacrifican su inmortalidad para poder amar de igual a igual a la humanidad.
La película es brillante y está muy relacionada con la realidad de Alemania y especialmente de Berlín en los años 80'.
Es una recomendación para todos ver tan magnífica obra.
En este momento me quedaré con esa idea de las "alas" como posibles motores de nuestro deseo. ¿Cuántas veces nos "escuchamos" o nos "sentimos" con un deseo muy fuerte y sin embargo carecemos de las alas para llevarlo al plano de lo real?
Por supuesto, luego viene nuestra propia "explicación interna" de por qué ese deseo no era posible, o inclusive llegamos a descreer del mismo y lo atribuimos a un arrebato. Pero el Deseo es mucho más fuerte que un capricho y nos "golpea la puerta" muchas veces, aunque no lo invitemos ni a tomar el té.
La metamorfosis
Una mariposa es un ser que antes fue un pequeño gusano y una "larva", pero que después de un largo "sueño" surge como un ser alado y bello para surcar jardines y praderas en busca del néctar.
En la vida y en el amor en particular necesitamos hacer algo por ese deseo. Necesitamos ponerle "alas" dado que si no realizamos esta transformación no seremos plenos ni felices. Seguramente hemos escuchado a personas que llegando a una edad avanzada nos cuentan todo lo que desearon y no pudieron hacer.
Es realmente frustrante saber que uno desea algo por lo que debiese haberse dejado llevar, sin excusas y no realizar el cambio necesario.
Del algún modo, llevar adelante nuestro deseo es algo que realmente es difícil, nos cuesta y nos obliga muchas veces a abandonar el "status quo" que nos amodorra y tememos abandonar.
Es allí donde la película se vuelve una metáfora interesante. Si el ángel por amor a la humanidad cedió su "inmortalidad" y así desplegó su deseo mediante tamaño sacrificio. ¿Qué debemos dejar nosotros para alcanzar lo que deseamos?
Desplegando las alas del amor
En el lenguaje popular se dice que "el amor puede estar a la vuelta de la esquina". Este dicho habla del momento fugaz e inesperado en el cual sentimos un deseo muy fuerte hacia otra persona. Es allí donde a veces nos ponemos excusas y ni siquiera intentamos acercarnos a ese otro ser que para nosotros representa nuestro anhelado deseo.
Entonces, en lo personal, creo que para alcanzar el amor deseado hay que ser valiente. Atreverse a volar y dejar las habladurías y supercherías en un cajón alejado.
Con esto quiero decir que para ser realmente felices y enamorarnos en principio debemos actuar como si nuestras alas fueran tan grandes como para poder volar hacia ese estado tan deseado, aún sin garantías. Las garantías no existen en el amor.
Pero sí existe la hermosa posibilidad de encontrar a esa otra persona en donde nuestro deseo se ve realizado. Aún cuando algunos optan por descreer del amor.
Tampoco hay garantías de eternidad o de que la pareja se consolide. Pero siempre que exista al menos la posibilidad de vivir conforme a nuestro deseo. Estaremos realmente vivos.
Entonces cuando podemos disfrutar y compartir este estado, algunos instantes tienen el perfume de la eternidad.
Ese perfume o esos momentos que pudimos construir con otros con nuestro deseo son los que realmente juegan y valen como las joyas más preciadas grabándose para siempre en el recuerdo de nuestra alma.
Entonces, despleguemos nuestras alas y ...¡Vamos por ello!
En 1987 el Director de cine Alemán Win Wenders, crea una obra maestra del cine. La película se conoció en nuestro medio como "Las Alas del Deseo" cuenta la historia de dos ángeles que ven a Berlín desde la alturas. Ellos no pueden cambiar el devenir humano ni darse a conocer.
Intentan desde su lugar darles ganas de vivir y reconfortarlos en sus momentos de pesar.
Pero algo ocurre con los ángeles, que comienzan a sentir un deseo inmenso de formar parte de la vida de los humanos, mortales por supuesto. Ese amor a la humanidad va creciendo en el interior de sus almas y llega un momento que el deseo de volverse mortales para acompañarnos en el mismo plano es tan grande que sacrifican su inmortalidad para poder amar de igual a igual a la humanidad.
La película es brillante y está muy relacionada con la realidad de Alemania y especialmente de Berlín en los años 80'.
Es una recomendación para todos ver tan magnífica obra.
En este momento me quedaré con esa idea de las "alas" como posibles motores de nuestro deseo. ¿Cuántas veces nos "escuchamos" o nos "sentimos" con un deseo muy fuerte y sin embargo carecemos de las alas para llevarlo al plano de lo real?
Por supuesto, luego viene nuestra propia "explicación interna" de por qué ese deseo no era posible, o inclusive llegamos a descreer del mismo y lo atribuimos a un arrebato. Pero el Deseo es mucho más fuerte que un capricho y nos "golpea la puerta" muchas veces, aunque no lo invitemos ni a tomar el té.
La metamorfosis
Una mariposa es un ser que antes fue un pequeño gusano y una "larva", pero que después de un largo "sueño" surge como un ser alado y bello para surcar jardines y praderas en busca del néctar.
En la vida y en el amor en particular necesitamos hacer algo por ese deseo. Necesitamos ponerle "alas" dado que si no realizamos esta transformación no seremos plenos ni felices. Seguramente hemos escuchado a personas que llegando a una edad avanzada nos cuentan todo lo que desearon y no pudieron hacer.
Es realmente frustrante saber que uno desea algo por lo que debiese haberse dejado llevar, sin excusas y no realizar el cambio necesario.
Del algún modo, llevar adelante nuestro deseo es algo que realmente es difícil, nos cuesta y nos obliga muchas veces a abandonar el "status quo" que nos amodorra y tememos abandonar.
Es allí donde la película se vuelve una metáfora interesante. Si el ángel por amor a la humanidad cedió su "inmortalidad" y así desplegó su deseo mediante tamaño sacrificio. ¿Qué debemos dejar nosotros para alcanzar lo que deseamos?
Desplegando las alas del amor
En el lenguaje popular se dice que "el amor puede estar a la vuelta de la esquina". Este dicho habla del momento fugaz e inesperado en el cual sentimos un deseo muy fuerte hacia otra persona. Es allí donde a veces nos ponemos excusas y ni siquiera intentamos acercarnos a ese otro ser que para nosotros representa nuestro anhelado deseo.
Entonces, en lo personal, creo que para alcanzar el amor deseado hay que ser valiente. Atreverse a volar y dejar las habladurías y supercherías en un cajón alejado.
Con esto quiero decir que para ser realmente felices y enamorarnos en principio debemos actuar como si nuestras alas fueran tan grandes como para poder volar hacia ese estado tan deseado, aún sin garantías. Las garantías no existen en el amor.
Pero sí existe la hermosa posibilidad de encontrar a esa otra persona en donde nuestro deseo se ve realizado. Aún cuando algunos optan por descreer del amor.
Tampoco hay garantías de eternidad o de que la pareja se consolide. Pero siempre que exista al menos la posibilidad de vivir conforme a nuestro deseo. Estaremos realmente vivos.
Entonces cuando podemos disfrutar y compartir este estado, algunos instantes tienen el perfume de la eternidad.
Ese perfume o esos momentos que pudimos construir con otros con nuestro deseo son los que realmente juegan y valen como las joyas más preciadas grabándose para siempre en el recuerdo de nuestra alma.
Entonces, despleguemos nuestras alas y ...¡Vamos por ello!