
Le printemps de Pierre Auguste Cot.
Por Alfredo Corton
El amor ha sido definido muchas veces y en diversas épocas, ya que su fuerza es tan grande que excede cualquier especulación posible.
Se ha escrito sobre el amor fraternal, el platónico, amor universal, devocional, altruísmo, amor sexual, el amor compasivo, entre otras "formas del amor".
Su alto carácter de fuerza irracional e impredecible impiden del algún modo su encasillamiento y queda sujeto a la experiencia como único modo de conocerlo realmente.
Por supuesto está su contracara, que es el egoísmo, la negación del otro como sujeto. El odio y la hipocresía son sus opuestos.
El estado de bienestar supremo que produce el amor es realmente único.
El amor ha sido abordado (y desbordado) por poetas, científicos, músicos y artistas de todas clases. Por Filósofos, Psicólogos, humanistas diversos.
El "Arte de Amar" del poeta Ovidio, es un real "manual" romano de las maneras o modos de amar.
Así diversas culturas han dedicado obras completas al amor. En la biblia judeo-cristiana, el "cantar de los cantares" puede ser
interpretado religiosamente o bien como una excelsa forma poética del amor romántico.
Cupido en peligro
Oscar Wilde escribió en boca de sus personajes: "Cínico es aquél que conoce el precio de todo y el valor de nada". Como siempre Wilde es un maestro a la hora de impactar con la palabra.
Pero esta frase de Wilde nace conjuntamente en Inglaterra con el nacimiento de una idea opuesta y muy peligrosa. Algunos comienzan a decir que el egoísmo es una fuerza buena y productiva. El amor comienza a tener un camino de degradación de significado y comienza a ser visto casi como una "mercancía".
Esta tendencia se acentúa lentamente desde los albores de la Revolución Industrial y desbanca al amor romántico, pasando por un amor "confluyente" (El cual no supone una entrega absoluta ni permanencia) hasta la deshumanización como un simple condimento de "relaciones convenientes".
En la terrible, pero contundente novela de Orwell "1984", donde toda la sociedad es sojuzgada por el "Gran Hermano", quien inventa guerras para mantener la cohesión mediante el terror, el protagonista comete uno de los peores "crimentales" (sí, es de ese modo como Orwell define el alcance del poder).
El gran crimen que comete es "enamorarse". Algo que le costará su vida.
El rescate del amor romántico
Dado el estado de cosas, creo que es hora de que las fuerzas del amor se pongan en marcha nuevamente.
Es inconcebible nuestra humanidad sin ese amor romántico, que quizás tenga el defecto de "idealizar" al otro amado, pero que tiene la virtud de derrotar la muerte. Entendiendo a la "parca" no como el fin de nuestros días, sino como la entrada en la oscuridad de la hipocresía.
Por eso convoco a cantantes y juglares, a todos los libros de amor olvidados en alguna esquina de mundo, a las sonrisas plenas, a las caricias y besos de los ancestros que nadan en nuestra memoria. A todos aquellos que han sufrido por desamor a formar nuevas legiones doradas, donde los susurros tengan más fuerza que el grito.
A las sonrisas que siendo un sol compasivo, derritan para siempre el hielo del desencanto.
Es hora de que nos demos cuenta que el amor romántico y luego todas las formas del amor son en definitiva nuestro merecido destino.
El amor ha sido definido muchas veces y en diversas épocas, ya que su fuerza es tan grande que excede cualquier especulación posible.
Se ha escrito sobre el amor fraternal, el platónico, amor universal, devocional, altruísmo, amor sexual, el amor compasivo, entre otras "formas del amor".
Su alto carácter de fuerza irracional e impredecible impiden del algún modo su encasillamiento y queda sujeto a la experiencia como único modo de conocerlo realmente.
Por supuesto está su contracara, que es el egoísmo, la negación del otro como sujeto. El odio y la hipocresía son sus opuestos.
El estado de bienestar supremo que produce el amor es realmente único.
El amor ha sido abordado (y desbordado) por poetas, científicos, músicos y artistas de todas clases. Por Filósofos, Psicólogos, humanistas diversos.
El "Arte de Amar" del poeta Ovidio, es un real "manual" romano de las maneras o modos de amar.
Así diversas culturas han dedicado obras completas al amor. En la biblia judeo-cristiana, el "cantar de los cantares" puede ser
interpretado religiosamente o bien como una excelsa forma poética del amor romántico.
Cupido en peligro
Oscar Wilde escribió en boca de sus personajes: "Cínico es aquél que conoce el precio de todo y el valor de nada". Como siempre Wilde es un maestro a la hora de impactar con la palabra.
Pero esta frase de Wilde nace conjuntamente en Inglaterra con el nacimiento de una idea opuesta y muy peligrosa. Algunos comienzan a decir que el egoísmo es una fuerza buena y productiva. El amor comienza a tener un camino de degradación de significado y comienza a ser visto casi como una "mercancía".
Esta tendencia se acentúa lentamente desde los albores de la Revolución Industrial y desbanca al amor romántico, pasando por un amor "confluyente" (El cual no supone una entrega absoluta ni permanencia) hasta la deshumanización como un simple condimento de "relaciones convenientes".
En la terrible, pero contundente novela de Orwell "1984", donde toda la sociedad es sojuzgada por el "Gran Hermano", quien inventa guerras para mantener la cohesión mediante el terror, el protagonista comete uno de los peores "crimentales" (sí, es de ese modo como Orwell define el alcance del poder).
El gran crimen que comete es "enamorarse". Algo que le costará su vida.
El rescate del amor romántico
Dado el estado de cosas, creo que es hora de que las fuerzas del amor se pongan en marcha nuevamente.
Es inconcebible nuestra humanidad sin ese amor romántico, que quizás tenga el defecto de "idealizar" al otro amado, pero que tiene la virtud de derrotar la muerte. Entendiendo a la "parca" no como el fin de nuestros días, sino como la entrada en la oscuridad de la hipocresía.
Por eso convoco a cantantes y juglares, a todos los libros de amor olvidados en alguna esquina de mundo, a las sonrisas plenas, a las caricias y besos de los ancestros que nadan en nuestra memoria. A todos aquellos que han sufrido por desamor a formar nuevas legiones doradas, donde los susurros tengan más fuerza que el grito.
A las sonrisas que siendo un sol compasivo, derritan para siempre el hielo del desencanto.
Es hora de que nos demos cuenta que el amor romántico y luego todas las formas del amor son en definitiva nuestro merecido destino.